Causas de la infertilidad en el siglo XXI Nos lo cuenta la Dra. Miren Mandiola

El pasado viernes, la directora de nuestro laboratorio, la Dra. Miren Mandiola, impartió una interesante charla en el marco de la Semana de la Ciencia, Tecnología e Innovación del País Vasco. Concretamente, estuvo en la Casa de la Cultura de Eibar hablando del Caos en la fertilidad del siglo XXI, ya que si hay un término que define a la perfección lo que está ocurriendo con la fertilidad masculina y femenina en los tiempos que corren es, precisamente caos. Montones de factores de diversa índole están perjudicando las tasas de natalidad y fertilidad y las soluciones son complejas y difíciles de abordar.

La Dra. Mandiola hizo un recorrido por las cuestiones más relevantes que amenazan nuestra capacidad reproductiva y lo hizo tocando frentes más allá de lo estrictamente médico.

Factores demográficos

Reproducción Quirón. Primera consulta gratuita.

A lo largo y ancho del Planeta, aún persisten desequilibrios en lo referente a la tasa de natalidad. No obstante, los datos demográficos más recientes indican que aunque el desfase entre unos países y otros se mantiene, la tasa de natalidad ha experimentado una caída drástica a nivel general. Un estudio publicado en la última edición de la revista The Lancet, llevado a cabo en 195 países entre 1950 y 2017 concluye que las tasas de fertilidad total han disminuido en más del 49%. En promedio, las mujeres actualmente están teniendo menos bebés nunca: 2,4 en 2017, en comparación con 4,7 en 1950.

Teniendo en cuenta que para mantener un crecimiento demográfico que asegure el relevo generacional hacen falta tasas de natalidad de 2,1 descendientes por mujer los investigadores calculan que la mitad de las naciones del Planeta no tienen asegurado este recambio. De hecho, en España la cifra se sitúa en el 1,31 hijos por mujer; muy lejos del mencionado 2,1 que, además, representa la tasa de natalidad más baja en 40 años.

En los países en vías de desarrollo podemos encontrar explicaciones de índole económica y de salud pública. La población tiene dificultades para subsistir, está fuertemente endeudada y las condiciones higiénico sanitarias no son las idóneas para criar hijos.

Por su parte, en los países ricos se han aducido motivos de índole filosófica, antropológica  y social para explicar el descenso de la natalidad.

Factores antropológicos

Por una parte, algunos expertos en la materia sostienen que, a medida que aumentan los índices de bienestar, el ser humano va experimentando un descenso en la intensidad de sus instintos más primarios relacionados con la supervivencia y la perpetuación de la especie, lo que hace que con cada generación que pasa, la natalidad vaya descendiendo.

Asimismo, y también a medida que la sociedad ha ido avanzando, se ha producido un cambio de mentalidad, más acusada incluso en el caso de las mujeres, en el que tener hijos no siempre es una prioridad para lograr la realización personal. Es cierto que las mujeres todavía están presionadas por el convencionalismo de que han de ser madres para ser completamente felices o realizarse como mujeres, pero cada vez hay más féminas que escapan a esa presión y reivindican su deseo de no tener hijos por motivos estrictamente personales que nada tienen que ver con su trabajo, su posición social, sus inquietudes profesionales, su situación económica… simplemente no desean ser madres.

Factores sociales y económicos

Paralelamente, ha habido un cambio drástico relacionado con el entorno y los recursos que destinamos a la crianza de los hijos. Actualmente, los progenitores asumen un elevado coste económico y personal derivado de colocar a sus hijos en el centro de su vida y de darles lo mejor. Esto ha provocado que incluso quienes quieren hijos no deseen tener más de uno o dos como mucho.

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Finalmente, nos encontramos con el enorme problema de la conciliación de la vida laboral y familiar. La incorporación de la mujer a los estudios superiores y al mercado laboral, unida al hecho de que sean ellas en las que recae la mayor parte del peso del hogar y la crianza de los hijos supone un verdadero obstáculo para las familias, que casi siempre se ven obligadas a escoger entre forjar una carrera profesional o, simplemente, trabajar para mantenerse y tener descendencia.

El mito de la edad

Por mucho que tratamos de desmentirlo cada vez que tenemos oportunidad, la creencia de que en estos tiempos podemos tener descendencia fácilmente a cualquier edad parece indestructible. Sin embargo, lo cierto es que los 40 NO son los nuevos 30. No es la primera vez que insistimos en la necesidad de derribar este mito que seguimos escuchando en consulta prácticamente a diario y que está haciendo mucho daño a la hora de planificar la descendencia, especialmente en el caso de las mujeres, donde la edad sigue siendo crucial a la hora de engendrar hijos.

Gozamos de una vida más larga que disfrutamos con mejor salud. Físicamente tenemos mejor aspecto, hacemos deporte, viajamos, tenemos vidas más plenas personal y profesionalmente… pero lo cierto es que el reloj biológico no se detiene y a medida que una mujer va cumpliendo años, las posibilidades de lograr un embarazo con sus propios óvulos va descendiendo progresivamente.

De hecho, la caída verdaderamente significativa de la fertilidad femenina se produce aproximadamente a los 35 años y el promedio de edad de primera consulta en reproducción asistida es de 38-39 años, una edad que nos obliga a ir contrarreloj y que descarta casi automáticamente algunos procedimientos, como la inseminación artificial o la preservación de los óvulos propios.

En este sentido, todavía existe un gran desconocimiento acerca de cuáles son los plazos reales que una mujer debe conocer para planificar su maternidad y de la enorme brecha existente hoy día entre la edad cronológica y la edad reproductiva.

Fertilidad masculina

La edad es un factor decisivo cuando hablamos de fertilidad femenina, pero también lo es en la masculina. Aunque la ventana fértil del varón es más grande que la de la mujer, lo cierto es que para ellos el reloj también corre. De hecho, una investigación realizada por el equipo médico dirigido por la Dra. Elise de La Rochebrochard del Instituto Nacional de la Salud de Francia concluyó que la luz amarilla se enciende en las mujeres en torno a los 35 años y aunque los varones tienen más tiempo… tampoco es mucho más y sitúan esa advertencia a los 40 años.

A medida que el hombre cumple años los espermatozoides pierden calidad, nadan más lentamente y se vuelven genéticamente defectuosos, lo que hace más difícil que sean capaces de fecundar un óvulo con éxito. Además, estos defectos espermáticos también aumentan las tasas de aborto y de alteraciones en la descendencia.

No obstante, lo que verdaderamente nos preocupa a los especialistas cuando hablamos de salud reproductiva masculina es el gran desconocimiento que tienen ellos de conceptos básicos relacionados con ella y, sobre todo, de la drástica caída que se ha producido en la calidad del esperma en las últimas décadas en todo el mundo desarrollado.

Esto, además de llevarnos a toda velocidad a una crisis reproductiva, tiene implicaciones sobre la salud del varón que van mucho más allá de que puedan tener hijos o no, un asunto del que también hablamos hace tiempo en nuestro blog.

Ideas para llevarse a casa

  • La natalidad desciende rápidamente y muchos países no tienen recambio generacional
  • Las tasas de natalidad están viéndose seriamente por factores antropológicos, sociales, económicos y biológicos. La evolución de las sociedades ha mitigado el instinto de supervivencia y perpetuación de la especie, tener hijos ha dejado de ser prioritario para muchas familias. Además, se tienen menos hijos por falta de políticas de conciliación.
  • La fertilidad ha empeorado por motivos ambientales y sociales. Exposición a tóxicos, hábitos de vida nocivos, retraso de a la hora de tener el primer hijo… están empeorando la calidad ovocitaria y seminal y dificultando la concepción y gestación.

¿Podemos revertir esta situación? ¿Está todo en manos de la Reproducción Asistida? ¿Qué soluciones encontramos a corto, medio y largo plazo?

Os lo contamos en el siguiente post, pero entre tanto, nos gustaría saber tu opinión y que nos hicieras llegar todas las preguntas que te surgen al respecto de este problema vital tan complejo. Hasta pronto.

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